sábado, 25 de agosto de 2018

EL CIENTÍFICO SOCIAL

El CIENTIFICO SOCIAL: MARIÁTEGUI







Iván Martín Reyes


Diciembre de 2017
Estudiar las sociedades en su momento histórico es una forma de entender los  comportamientos  de los   seres humanos que se relacionan entre sí en un  ambiente,  para poder determinar en mayor medida como se establecen,  hacia  dónde se   dirigen  y evolucionan las mismas; Wallertein (1996), denomina a las ciencias sociales como una empresa del mundo moderno,  sobre todo las teorías sociológicas  con sus autores clásicos: Comte con su física social,  Durkheim  que considera a los hechos sociales como cosas, Max Weber y su acción social, Marx  y el materialismo dialéctico,  que han brindado, como muchos otros de la actualidad que siguen brindando, las herramientas y categorías necesarias desde sus posicionamientos epistemológicos  para poder estudiar y tratar de  lograr,  una (re)interpretación, un conocimiento sistemático sobre  las sociedades y  la realidad.
El propósito del siguiente trabajo es de  utilizar  las categorías de Científico Social/ Estudioso  y  la Tensión entre Universal y lo Particular en las ciencias sociales, del texto “Abrir las Ciencias Sociales” de Wallerstein, para analizar la reinterpretación del autor peruano de principios del siglo XX, Juan Carlos Mariátegui, sobre algunas premisas de la corriente del pensamiento marxista para adecuarlas a su análisis de su ambiente social local. Asimismo dar cuenta por una parte de la  importancia de esta corriente.  Y por otra parte  a través de algunos autores, sobre los  debates en las Ciencias Sociales y sus problemas academicistas  sobre el lugar del científico social y de lo que es considerado  un conocimiento válido o no.
Científico Social/ Estudioso
Con respecto a  esta  categoría, Wallerstein lo expresa de la siguiente manera:
Nosotros concordamos en que todos los estudiosos tienen sus raíces en un ambiente social determinado y por lo tanto utilizan inevitablemente presupuestos y prejuicios que interfieren con sus percepciones e interpretaciones de la realidad social. En este sentido no puede haber ningún estudioso “neutral”. También concordamos en que una representación cuasi fotográfica de la realidad social es imposible. Todos los datos son selecciones de la realidad con base en las visiones del mundo o los modelos teóricos de la época, filtrados por medio de las posiciones de grupos particulares en cada época. En este sentido las bases de selección se constituyen históricamente y siempre cambiarán inevitablemente a medida que cambie el mundo. Si lo que entendemos por objetividad es la de los estudiosos perfectamente desapegados que reproducen un mundo social exterior a ellos, entonces no creemos que tal fenómeno exista. (Wallerstein, 1996)
 El autor  para analizar desde esta categoría es José Carlos Mariátegui, nacido en Moquegua el 14 de junio de 18941, y muerto en Lima el 16 de abril de 1930 Perú. Según Sánchez Vázquez, la importancia y originalidad de este autor,  radica en que le da solución al problema de la latino americanización del marxismo,  con una clara conciencia de la necesidad teórica /práctica,  y una interpretación de la realidad nacional de su país. Mariátegui citado en Sánchez Vázquez: “No queremos ciertamente que el marxismo sea en América Latina calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro lenguaje, al socialismo indoamericano” (Sanchez Vázquez, 1998).
Ahora bien, ¿qué es el Marxismo o el materialismo dialéctico?
  En el prólogo de “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, Engels lo enuncia de la siguiente manera:
Marx es el  primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta. (Marx, 2003)
En relación a lo anterior, en el capítulo LII- Las Clases, Marx   considera que los propietarios de simple fuerza de trabajo, los propietarios de capital y los propietarios de tierras, cuyas respectivas fuentes de ingresos son el salario, la ganancia y la renta del suelo, es decir, los obreros asalariados, los capitalistas y los terratenientes, forman las tres grandes clases de la sociedad  moderna, basada en el régimen capitalista de producción. 
La originalidad  e importancia de la que  se habla más arriba, es que  Mariátegui en su obra “Siete ensayos de la Interpretación de la Realidad Peruana” redefine y acomoda, estas  premisas del marxismo:   la cuestión de la tierra y las clases sociales y como consecuencia de éstas,   quien debe ser el sujeto revolucionario latino americano.
Mariátegui sabía que el Perú, en ese  periodo,  carecía de una clase proletariado industrial asalariado,  donde  su población estaba compuesta, por una gran mayoría de campesinos indígenas  y una pequeña burguesía nacional débil,  que dependía de una  burguesía  internacional.  El autor en el Capitulo, “El problema del Indio”, en su nuevo planteamiento, considera:
Todas las tesis  sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos –y a veces sólo verbales–, condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y esclarece, porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. (Mariátegui, 2007)
Tensión entre lo Universal y lo Particular en la Ciencias Sociales
En esta tensión donde se ha llamado a  una ciencia social más multicultural o intercultural, y sobre todo desde los lugares  culturalmente oprimidos.  Wallerstein considera  que  hay probablemente tres problemas teóricos / metodológicos centrales en torno a los cuales es necesario construir nuevos consensos heurísticos, a fin de permitir avances en el conocimiento:
a - La relación entre el investigador y la investigación: Max Weber  y su concepto de “desencantamiento del mundo” que representaba la búsqueda de un conocimiento objetivo no limitado por ninguna sabiduría o ideología revelada y/o aceptada. En las ciencias sociales representaba la demanda de que la historia no se reescribiera en nombre de las estructuras de poder existentes, por lo cual  Mariátegui se desprende de cientifismo, el progresismo y el determinismo mecanicista, como así también  del eurocentrismo para interpretar su  realidad nacional.  El eurocentrismo está vinculado  con la colonialidad del saber en las ciencias sociales, que según Lander, se refieren a las herencias coloniales de las Ciencias Sociales y las Humanidades. Estas herencias juegan un  papel importante en el dominio imperial neocolonial del presente, donde ningún discurso del diagnóstico social puede transcender las estructuras hegemonizantes del conocimiento moderno, aunque muchos autores concuerdan que los escritos de Mariátegui son la refutación misma de esta afirmación (Lander, 2000). Esto indica que  ningún científico puede ser separado de su contexto físico y social. Toda medición modifica la realidad en el intento de registrarla. Toda conceptualización se basa en compromisos filosóficos.
b-  Reinsertar el tiempo y el espacio (que son construcciones sociales)  como variables constitutivas internas en el centro del análisis y no meramente como realidades físicas invariables dentro de las cuales existe el universo social: El tiempo y el espacio de Mariátegui, es un puente histórico  entre los principales elementos de la herencia colonial de mediados del siglo XIX, y los nuevos elementos dominantes del capital monopolista, de control imperialista, que van produciendo una reconfiguración de las bases económicas, sociales y políticas, de la estructura de la sociedad peruana .  Para captar lo específico de la sociedad peruana pone el pie en ese mundo agrario marcado por lo indígena. Porque según el autor reivindicar lo indígena es reivindicar la nación, y al revés. (Mariátegui, 2007)
c- El tercer problema que se nos presenta es el de cómo superar las separaciones artificiales erigidas en el siglo XIX entre los reinos, supuestamente autónomos, de lo político, lo económico y lo social (o lo cultural o lo socio-cultural). En la práctica actual de los científicos sociales esas líneas suelen ser ignoradas de facto. Pero la práctica actual no concuerda con los puntos de vista oficiales de las principales disciplinas.
Según Castro Gómez:
Para Horkherimer   ninguna teoría puede, en nombre de la objetividad constituirse en una plataforma desde la cual es posible observar la totalidad, pero sin ser ella misma observada. (…)  Ya que la teoría no es una mirada como un conjunto de proposiciones analíticas e incontaminadas por la praxis, sino como la parte integral de la lucha por el control social de los significados. (Castro Gómez, 1999).
 Por lo tanto en estos debates,   Sánchez Vázquez después de exaltar la originalidad  de  Mariátegui, considera que este busca la “espiritualización del marxismo" que, lejos de reivindicar el saber, exalta la pasión como fuerza de los revolucionarios. Este autor en su análisis sobre el marxismo en latino América, trata imperiosamente de definir o encontrar la fuente principal del pensamiento de Mariátegui, el cual  se  apoyaría en Lenin y en Sorel, que a su vez hicieron su propia interpretación de esta corriente,   para romper con el cientifismo, progresismo y objetivismo que se encuentra en el marxismo existente.
Por otra parte Fernández Buey indica  que hay un hecho consistente: el marxismo continúa presente en los medios académicos, en el debate de ideas, en la sociedad, en los movimientos sociales críticos de las últimas décadas del siglo XX, y que afirmar  su muerte es un contra fáctico. Y no sólo por lo que hace a América Latina, sino en otros  países, como  por ejemplo Estados Unidos, que ha producido y sigue produciendo mucho contenido académico sobre esta corriente. (Fernández Buey, 2000)
A modo de conclusión, el caso de Mariátegui y su  reinterpretación,  es un guía a  la hora de llevar a cabo una investigación, y ser científicos sociales/ estudiosos, que nos permite entender que somos parte de un ambiente social, en un espacio y tiempo determinado, y como tal no podemos desprendernos de nuestra subjetividad  y mirar al objeto de estudio como algo fuera de nosotros. Debemos lograr un descentramiento de la perspectiva epistémica colonial, que  en palabras de Mignolo y Walsh implica:
Un cuestionamiento a los parámetros, contenidos y postulados de aquellos enfoques epistémico de corte hegemónico, abstracto y desincorporado y des- localizado, que desde el eurocentrismo apuntalan una única manera de interpretar y conocer el mundo. Inserta cotidianidad, cuyos modus operandi es naturalizar jerarquías y diferencias que validan algunos saberes y deslegitiman otros que no se ciñen a los criterios del conocimiento científico moderno.  La trampa es que el discurso de la modernidad creo la ilusión de que el conocimiento es desincorporado y des -localizado y que es necesario, desde todas la regiones del planeta, subir a la epistemología de la modernidad (Mignolo, 2002)
En definitiva como expresa Wallerstein, tomar en serio nuestra ciencia social, con una pluralidad de visiones del mundo, sin perder la posibilidad de conocer y realizar escalas de valores que pueden llegar a ser comunes a toda la humanidad.


BIBLIOGRAFÍA
Castro Gómez, S. (1999). Teoria Tradicional y Teoria Crítica de la Cultura. Cultura A, 29-41.
Fernández Buey, F. (2000). Marxismos y neomarxismos en el final del siglo XX, en J. Muguerza y P. Cerezo (Editores) La filosofía hoy . Barcelona: Crítica.
Lander, E. (2000). “¿Conocimiento para qué? ¿Conocimiento para quién, en Santiago Castro Gómez (editor) La reestructuración de las ciencias sociales en América Latina. Bógota : Pensar.
Mariátegui, J. M. (2007). Siete Ensayo de Interpretación de la Realidad Peruana. Caracas : Fundación Biblioteca Ayacucho.
Marx, K. (2003). EL 18 Burmario de Luis Bonaparte. Madrid: Fundación Federico Engels.
Mignolo, W. C. (2002). La Geopoliticas del conocimientos y colinialidad del pode, en C. Walsh, F, Schiwy, y S.Castro-Gómez, Indisciplinar las ciencias sociale. Geopoliticas del conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas dede lo andino. Quito: Abya Yala.
Sanchez Vázquez, A. (1998). Filosofía, praxis y socialismo. Buenos Aires: Tesis Once.

Wallerstein, I. (. (1996). Abrir las ciencias sociales. Informe de la comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales . México: Siglo XXI.

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