Introducción
Este
trabajo tiene como objeto analizar algunos apartados del texto <Constructores de identidades en
sociedades pluralistas. Proceso de constitución de lo “extraño” y lo propio” en
la Argentina>, escrito por un equipo de sociólogos argentinos y alemanes. A su
vez relacionar este texto con otros textos y autores de la bibliografía de
Antropología de las Instituciones, sobre
la construcción de la identidad y como
es la construcción del otro externo y el papel de las instituciones con respecto a
este germen de temor que afecta a la construcción de lo propio.
El texto “Constructores de
identidades en sociedades pluralistas. Proceso de constitución de lo “extraño”
y lo propio” en la Argentina”, es un
trabajo conjunto entre dos equipos de sociólogos alemanes y argentinos:
La
intensión general del proyecto de investigación consiste en el análisis
cualitativo, desde la perspectiva de la sociología del conocimiento de la
construcción de identidad(es) y de órdenes simbólicos en sociedades pluralistas
modernas. (Silvina K. Figueroa- Dreher, 2011, pág. 11)
Es
decir , analizan a la sociedad Argentina como: una sociedad pluralista, crisol de razas, además,
de ver al estado (institución) como regulador y mediador neutral de las
relaciones entre los ciudadanos, papel que el Estado argentino para estos
autores, logra efectivizar sólo parcialmente, donde la construcción de
identidades por el problema de la articulación subjetiva es compleja, ya que confrontan
a sus miembros con una oferta de visiones del mundo, patrones de otorgamiento
de sentido y "folios" o "modelos" de identidad, que crecen
sostenidamente junto con los procesos de globalización.
En
la construcción de identidades existen afinidades
electivas donde surgen preguntas como: ¿qué elementos culturales, de los que se
encuentran a disposición se atraen en el
proceso de formación de identidades específicas, de un simbolismo específico y en
qué se basa esta atracción? ¿Qué elementos culturales son excluidos de la
definición de identidad? En estos procesos la diferencia se vuelve igualdad, y
esta igualdad se torna nuevamente en diferencia:
Todas
las sociedades necesitan desarrollar "soluciones" específicas para
establecer y mantener un orden social, así como para asegurar su integración. ·
Estas "soluciones" se plasman en formas simbólicas producidas y
aceptadas socialmente -como relatos, ·mitos, canciones, etc.- y ofrecen
repertorios, de los cuales los individuos se sirven para construir y presentar
una identidad relativamente "constante", que a su vez garantiza un
orden social. (Silvina K. Figueroa- Dreher, 2011, pág. 12)
En
este sentido, la Argentina ofrece un
campo de estudio prototípico para la investigación de la construcción de
identidades, por ser una sociedad
inmigratoria producto de una fusión cultural de gran intensidad, que se formó a
partir de la mezcla de las culturas nativas y criolla, étnicas religiosas y con otras diversas, principalmente europeas,
que migraron masivamente a partir de fines del siglo XIX hasta mediados del
siglo XX. Estas autodefiniciones
relativamente constantes en el marco de una relación dialéctica entre individuo
y sociedad tienen un significado que lleva a la formación de identidades
específicas, que se producen gracias a la superación fáctica o imaginada de las
fronteras entre lo propio y lo extraño.
En
relación a lo anterior, en la introducción que cuenta el progreso de la
antropología en el libro Constructores
de la otredad, los autores citan a E leach, que expresa:
“Yo” me identifico a mí mismo con un
colectivo “nosotros” que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo que
nosotros somos, o lo que el “otro” es, dependerá del contexto (...) En
cualquier caso “nosotros” atribuimos cualidades a los “otros”, de acuerdo con
su relación para con nosotros mismos. Si el “otro” aparece como algo muy
remoto, se le considera benigno y se lo dota con los atributos del “Paraíso”.
En el extremo opuesto, el “otro” puede ser algo tan a mano y tan relacionado conmigo
mismo, como mi señor, o mi igual, o mi subordinado (...) Pero a mitad de camino
entre el “otro” celestialmente remoto y el “otro” próximo y predecible, hay una
tercera categoría que despierta un tipo de emoción totalmente distinta. Se
trata del “otro” que estando próximo es incierto. Todo aquello que está en mi
entorno inmediato y fuera de mi control se convierte inmediatamente en un
germen de temor (BOIVIN, 1999, pág. 12)
Es
decir, y siguiendo la primera parte de la cita anterior, en relación a la perspectiva
de la sociología del conocimiento; el concepto de identidad, las reflexiones
"social-constructivistas" sobre la relación dialéctica entre
individuo y sociedad, de la sociología del conocimiento los sociólogos afirman:
El
sujeto construye su propia "realidad", con recurso, por un lado, al
conocimiento socialmente legitimado e internalizado durante la socialización y
que forma parte de su mundo de vida. Por otro lado, la construcción subjetiva
de la realidad tiene lugar en dependencia con las circunstancias socio-
históricas específicas que viven los sujetos. Los mundos de sentido subjetivos
de los individuos se basan principalmente en el conocimiento cotidiano el cual
constituye la estructura ·de sentido y significado, sobre la base de la cual
los individuos perciben lo que es "real". A través de nuestra
percepción subjetiva directa e indirecta nos apropiamos de una serie de
tipificaciones, que acumulamos como parte de nuestro conocimiento. Estas tipificaciones
están aseguradas y legitimadas socialmente y funcionan como elementos
integradores de nuestro mundo de vida socio histórico concreto. (Silvina K. Figueroa- Dreher, 2011, pág. 18)
Esto es, los sujetos se definen y redefinen a sí mismos a
través de los otros, en procesos de espejamiento (verme reflejado en el otro)
en medios sociales específicos, lo
extraño tiene un efecto en el "yo”, porque, además, la identidad se construye en lo racional, donde la
identidad personal y única recurre en forma participativa al simbolismo
colectivo.
En
el apartado <Símbolo, simbolismo colectivo y ritual>, los autores afirman:
“que las sociedades pluralistas abiertas,
multiculturales, multiétnicas les transmiten a quienes en ellas viven
una sensación de inseguridad e incalculabilidad”. (Silvina K.
Figueroa-Dreher 2011, p20). Para
asegurar su cohesión toda sociedad debe poder crear normas reconocidas e instituciones
y un simbolismo colectivo. Esta acción
simbólica es:
Por
sobre todo, trabajo con la contradicción. En especial Freud mostró que la
estructura de los símbolo no es sólo ambigua o polisémica, sino también
contradictoria o paradojal. Esto rige tanto para el simbolismo individual, como
para el simbolismo colectivo. La formulación de paradojas es parte del trabajo
simbólico, a través del cual "cubrimos" nuestras construcciones
visibles e invisibles del mundo con una red de significados. Y son precisamente
los símbolos los que consolidan y aseguran estas construcciones. (Silvina K. Figueroa- Dreher, 2011, pág. 21)
Los
símbolos, que trabajan con otros símbolos, mantienen la tensión, la competencia
y las contradicciones que resultan de la autonomía de los diferentes ámbitos de
sentido, son metáforas, imágenes, etc, proveen un lenguaje propio imposible de expresar discursivamente, son una comunicación
presente para situaciones límites o situaciones problemáticas amenazantes habituales. Ante esto, los símbolos, responden
con una formación simbólica y la generación de un orden pre causal de formas
simbólicas, un orden con racionalidad propia apoyado en los rituales.
Según
el lingüista Émile Benveniste citado en (Segalen, 2005) , la etimología del «rito» procede
aparentemente de ritus, que significa “orden establecido”, también está asociado
a ceremonia. Los ritos son formas de acción riesgosa de los símbolos, despliegan
un orden corporal-expresivo en situaciones cara a cara, como los gestos y emociones. Porque rituales y símbolos son el
resultado de la confrontación obligada con límites insuperables pero a al mismo
tiempo constitutivos de la existencia
humana.
Para
Durkheim citado en (Segale, 2005), en este sentido, para el rito:
Lo
esencial es que los individuos estén reunidos, que se experimenten en común los
sentimientos y que estos sentimientos encuentren expresión en actos comunes
[... ] Así que todo nos lleva a la misma idea: que los ritos son
fundamentalmente medios a través de los cuales se reafirma periódicamente el
grupo social (…) Donde el incumplimiento es una amenaza para la sociedad. (Segalen,
2005, pág. 21)
Ahora
bien, para entender este análisis de lo extraño y lo propio, es necesario
contextualizar, en el apartado < Contexto histórico: la Argentina: una
sociedad de "sedimentación”>, los Sociólogos expresan:
La interculturalidad fue y
es un elemento constitutivo de la sociedad argentina; la historia de este país
está marcada por diferentes olas
inmigratorias, que caracterizaron su desarrollo en diferentes fases de
"sedimentación". El Estado argentino fue fundado en 1810 por criollos
descendientes de españoles; a partir de mediados del siglo XIX y sobre todo a
partir de 1880 -luego del exterminio o expulsión de gran parte de la población originaria, y de la unificación
política del país. (…) El significado de la inmigración en la Argentina se
vuelve evidente, cuando se toma en cuenta que ésta fue el producto de una
política consciente de la elite dirigente de entonces. Ésta tenía como objetivo
suplantar la estructura social tradicional herencia de la sociedad colonial por
una estructura social nueva, inspirada en las naciones occidentales modernas. Se
pensaba así impulsar el progreso social, político y económico del país. Para
ello, se formuló un plan político, cuyos fundamentos eran: 1) atraer la
inmigración europea masiva, 2) garantizar la educación universal, 3) importar
capital e impulsar el desarrollo de formas de producción modernas en la
industria y el campo. (Silvina K. Figueroa- Dreher, 2011, pág. 24)
Si bien, la idea de la elite
gobernante era modificar el "carácter nacional" para hacer posible la
realización de sus ideales políticos, europeizar.
La Ley de Inmigración y Colonización de 1876 dio el marco jurídico y
organizativo para el reclutamiento de estos inmigrantes, al tiempo que la Ley
de Ciudadanía y Naturalización (1869), buscó garantizar la afiliación de los
recién llegados y sus hijos al Estado Argentino (Mera, 2007), esto después se
soluciona de manera biológica, los hijos nacido en Argentina automáticamente tenían
la ciudadanía Argentina, ósea eran
Argentinos. La construcción de la nación Argentina debía realizarse sobre la
base de la "mezcla de razas", lo cual se designó con el término "CRISOL DE RAZAS", que
forjaría un tipo de humano único y más perfecto: el hombre de futuro. Pero el
problema fue que, este hombre del futuro sería hegemonizado por las nuevas
corrientes inmigratorias, que no eran las deseadas por la elite. Este otro
inmigrante que nos devuelve la imagen
imperfecta y retrasada de nosotros mismos. (BOIVIN, 1999, pág. 59)
Siguiendo la última oración de E leach,
citado más arriba, en tanto, “Todo
aquello que está en mi entorno inmediato y fuera de mi control se convierte
inmediatamente en un germen de temor” o
para la élite gobernante del estado argentino de finales de siglo 19, así lo consideró, siendo, además, para ellos el estado la
institución creadora de significados. En
términos de Malinowski citado en Bolvin (2004), la institución es la unidad mínima concreta y aislable de la realidad
cultural, y expresa la asociación indisoluble de los tres aparatos que componen
toda Cultura: el humano, el material y el espiritual. (pag. 57). La
institución estado al ver que este inmigrante,
llegado al país, no cumplía con los
requisitos, lo convirtió en inmigrante no deseado o germen de temor, por lo cual, tuvo
que considerar este nuevo problema tempranamente en las ideas y
proyectos nacionales, respondiendo con “la integración”.
Para
la integración de esta otredad, de este germen de temor, en tanto en palabras de Bolvin:
La
otredad, frente al nosotros, es anterioridad, ausencia o incompletud; confusión
total o parcial. En la situación de otredad más ajena al nosotros, ésta deviene
la antítesis de aquel: desprovisión y desorden. (BOIVIN, 1999, pág. 33)
La
elite a través de sus instituciones puso en marcha todo un dispositivo, para poder
sostener el carácter nacional ante esta confusión, ante este ajeno al nosotros
y que generaba un desorden en lo social y cultural. En
palabras de Agamben:
Desde
que apareció el homo sapiens hubo dispositivos, pero se diría que hoy no hay un
solo instante en la vida de los individuos que no esté modelado, contaminado o
controlado por algún dispositivo.(…) Donde un dispositivo es un conjunto
resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones
arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas,
enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas,
brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del
dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos
elementos. (…) formación que tuvo por función mayor responder a una emergencia
en un determinado momento. El dispositivo tiene pues una función estratégica
dominante (...) El dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder. (AGAMBEN,
2011)
Así fue
que la elite tuvo que comenzar con varias medidas y sobre todo basar su
política en la integración social si quería sostener este carácter nacional a
través de sus instituciones. Hay muchos ejemplos, uno de ellos fue la escuela, con una ley de educación básica de
finales de siglo 19 para todo el territorio Argentino, donde se buscaba
homogeneizar la población a través de la educación obligatoria, laica y
gratuita. En la institución escuela se hablaba solo el idioma español,
censurando el idioma del inmigrante. En el marco de lo simbólico se
resaltaba al gaucho y el
tango, como figuras que representaban lo nacional, entre otras. En palabras de Bolvin
siguiendo a Malinowski
(2004)
La vida de la Cultura como
una totalidad orgánica, depende del funcionamiento concreto de las
instituciones y de sus relaciones recíprocas a fin de alcanzar el sostenimiento
del organismo social. La supervivencia de la Cultura depende de que cada
institución desempeñe su papel (puede ser uno solo o varios). Estamos frente a
un concepto de función que refiere precisamente al cumplimiento del papel
(efecto social) que cada institución juega al interior de la Cultura,
contribuyendo de este modo a la reproducción del Todo. (Pag. 57)
A modo
de conclusión podemos decir que la sociedad argentina buscaba el crisol de razas, con un tipo de hombre
particular, que hiciera a la construcción de un “nosotros colectivo” único también a través de la instituciones como el Estado para
establecer una Ley. Si bien esta política no resultó como se esperaba, por lo cual, también las instituciones jugaron un un papel importante a la hora de defender como
agente inmunológico aquel germen extraño que era el otro extraño, fuera del
nosotros. Ese otro es simplemente la
ontología de la diferencia, uno otro diferente donde un nosotros
puede diferenciarse y que contribuye a ser quienes somos o podemos ser, ese otro diferente era el inmigrante que
venía a romper con las estructuras de una nación argentina en crecimiento.
Nación Argentina que a través de la
política de integración social, utilizando
las instituciones pudo sostener el ser
nacional y la cultura Argentina pero con nuevas mezclas genéticas, nuevos
modos, nuevos hábitos, que fueron conformando la identidad Argentina actual.
Bibliografía
AGAMBEN, G. (2011). ¿Qué es un dispositivo?
Obtenido de www.trelew.gov.ar:
"http://www.trelew.gov.ar/web/.../SEM03-Agamben-QueesunDispositivo.pd
BOIVIN, M. R. (1999). Constructores
de Otredad, una introducción a la Antropología Social y cultural. Buenos
Aires: Eudeba.
Mera, G. (2007). Migraciones
en un proceso de migración de integración regional: los inmigrantes del
Mercosur en la ciduad de Buenos Aires (1991-2000). Córdoba. Obtenido de
https://www.aacademica.org: https://www.aacademica.org/000-028/141
Segalen, M. (2005). Ritos
y rituales contemporáneos. Madrid: Alianza.
Silvina K. Figueroa-
Dreher, J. D.-G. (2011). Construcciónde identidad y simbolismo en Argentina.
Buenos Aires: Prometeo Libros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario